Las personas mayores, los consentidos de Engativá
Cerca de 700
personas mayores disfrutaron de bailes, aeróbicos y espectáculos en la primera
maratón de ejercicios, realizada en el parque La Clarita, adjunto a la casa
local de las personas mayores, donde
además se realizan actividades diarias de arte, pintura, bailoterapia, teatro, alfabetización
y yoga, entre otras.
Para Héctor
Uribe, referente de las personas mayores y coordinador de la casa, ésta es un
punto de participación ciudadana, donde las personas pueden venir y aprender
diversas actividades culturales mediante los diversos talleres de manera
gratuita.
“La persona que viene a la casa
siempre va a tener un espacio para disfrutar totalmente gratis pues están en la
época en que se merecen que les demos todo”, explicó Uribe.
De esta manera,
se invita a todas las personas mayores de la Localidad a acercarse a la calle
71 No 81ª-60 de lunes a viernes a partir de las 8 de la mañana donde
encontrarán apoyo y múltiples espacios para compartir.
Sin duda, iniciativas
como estas, contribuyen a promover el empoderamiento social y político de las
personas mayores, de manera que se avanza en términos de igualdad de
oportunidades y superación de discriminación y violencia.
- Más
de 400 adultos se han beneficiado de los talleres impartidos en la Casa
Mayor, desde mayo.
- Más
de 9.700 fueron a los paseos a tierra caliente programados por la Alcaldía
Local.
- En la
localidad existen 380 grupos de personas mayores identificados.
- La
Alcaldía Local tenía una meta anual de 1.000 personas mayores beneficiadas
con el subsidio, que consiste en 120.000 pesos mensuales más programas de
desarrollo humano. La meta se disparó y hoy se cuentan 2.150 abuelos
beneficiados.
- En
los diversos barrios de la Localidad, los mayores también disfrutaron de
jornadas de ejercicios, con la coordinación de edufísicos especializados.
Los integrantes de estos grupos recibieron una sudadera para su
ejercitación.
Miguel Muete:
80 años. “Practicar danza me ha
cambiado la vida 100%, para mi salud ha sido una bendición, también he ganado
amistades y he visitado muchos sitios”.
Alicia Balvuena.
64 años. “El día que no pueda
bailar, no sabría qué hacer. Esta es mi vida, llevo muchos años practicando”.
Rosa María Sánchez
61 años. “Me siento más ágil, me
volvió a prender la chispa de la vida. Invito a los hombres para que no sean
tan tímidos y nos acompañen. Esto es hermoso y nos devuelve la alegría de
vivir.
Manuel Vargas.
74 años. “El
señor Alcalde se ha esmerado por el adulto mayor, a él le debemos esta casa
donde practicamos danzas y otras actividades. A mi edad, puedo movilizarme
gracias a los ejercicios que practico. Yo era muy sedentario hasta el punto de quedar
al borde de un coma diabético. Después de caminar y hacer mis ejercicios mi
salud está más estable”.
Rosita Téllez: una mujer ejemplo de vigor y perseverancia
Rosita Téllez, actualmente comercializa sus productos elaborados a base de soya en su negocio propio: Chisqui Soya. Haga sus pedidos en Minerva2901@yahoo.com. |
Experta en elaborar
productos saludables a base de soya y quinua y con unas manos mágicas que
bordan con cintas, pintan vidrio o madera y elaboran lencería en richelieu,
Rosita Téllez disfruta con intensidad cada momento de su vida. Ejemplo para
jóvenes y adultos.
Con la sonrisa amplia y la mirada brillante cual quinceañera que abre
los ojos al mundo, Ana Rosa Téllez, contagia de optimismo y alegría a quien se
le cruce por el camino. A sus 69 años, hace una restrospectiva de su vida,
advirtiendo que nada le ha quedado difícil pese a las adversidades que se le
han presentado en el camino. Trabaja desde muy niña, pues recuerda que a sus
ocho años, en la vereda Calambata de Vianí Cundinamarca, donde es oriunda, fue
llamada por una familia para ayudar en los oficios domésticos y era más experta
que la propia señora de la casa. “En la
época de la molienda, yo sabía organizar un desayuno para más de 25
trabajadores, aunque a mi corta edad era muy pequeña para cocinar en una
hornilla tan grande”. Creció en el campo, en el seno de una familia de 12
hermanos. Luego, al cumplir 12 años llegó a Bogotá a trabajar.
Posteriormente se casó pero por cosas del destino su matrimonio no
funcionó y tuvo que sacar adelante a sus dos hijos “sola, con Dios y la
Virgen”. Fue así como trabajando duramente largas jornadas en cafeterías,
restaurantes, loncherías o panaderías, logró que sus dos pequeños se
convirtieran en profesionales. Hoy con la frente en alto y el orgullo del deber
cumplido cuenta en su hogar con un economista y una contadora.
La Alcaldía Local, su segundo
hogar
“Rosita” como se le conoce en el edificio de la Alcaldía Local,
frecuenta este sitio desde hace más de 16 años, cuando empezó a reunirse con el
Comité Local de Productividad. “Nos
reuníamos dos personas, doña Ilda Muñoz y yo, mucha gente pensaba que era
perdedera de tiempo, pero en realidad buscábamos oportunidades para las
mujeres”. “En la época de Lucho Garzón integramos la Asociación de Mujeres
Productoras de Engativá AMPE, con la que logramos participar en diferentes
proyectos”.
Fue así como aprendió manualidades como bordado con cintas, pintura en
vidrio y richelieu, pero confiesa que lo que más le gusta trabajar son los
alimentos. Participó durante más de siete años en el programa Bocaditos Típicos
de Artesanías de Colombia, con quien estuvo en Corferias deleitando a propios y
visitantes.
Ella sabe que es poseedora de una gran sabiduría y que es una
autoridad en la materia. “Yo enseño a hacer leche de soya y sus derivados,
también arepas, buñuelos, empanadas, mantecadas, tortas de sal y de dulce,
huevos de soya, hamburguesas de soya y cuchuco de quinua. Todo horneado y sin
sustancia de pollo, res, ni cerdo, pues la quinua tiene todas las proteínas para
una alimentación saludable”, dice con seguridad.
Pretende dejar un legado en esta tierra, porque es consciente de que el
conocimiento no se lo va a llevar. “Yo quiero enseñar lo que sé, para que mis
aprendices le enseñen a otras personas y así se siga replicando el conocimiento
de generación en generación”.
Confiesa que no es pensionada ni tiene propiedades, tampoco tiene la
ayuda económica que otorga el Gobierno a las personas mayores y aunque ha
tenido que convivir con una diabetes que le agrandó el corazón, se siente
orgullosa de poder trabajar diariamente. “Eso me quita todo dolor y enfermedad
porque me siento útil para mí misma y para otras personas a las que yo les
puedo contribuir con mis productos naturales”.
No disimula el profundo agradecimiento hacia el Alcalde Local, Carlos
Mauricio Naranjo, a quien llama “mi Alcalde” por haberle permitido vender sus
productos en el sector norte del segundo piso del edificio de la Alcaldía
Local.
Allí recibe a todas las personas con su sonrisa inocente al tiempo que
ofrece, entre otros productos, su delicioso y típico tinto campesino, hecho con
café recién molido, canela y panela de la región.