viernes, 22 de agosto de 2014

La sequía en Colombia



Durante los últimos meses los colombianos hemos visto impotentes las nefastas consecuencias que ha dejado la sequía en varias regiones del país. La punta del iceberg fueron los más de 20.000 animales muertos, entre chigüiros, venados, zorros, peces, tortugas, reptiles y ganado vacuno, en Casanare, registrados en los medios de comunicación. De ahí en adelante se desmanteló un sinnúmero de casos que involucran comunidades enteras, con niños y adultos mayores clamando una gota de agua potable, para hacerle el quite a la muerte disfrazada de deshidratación.

Toda una paradoja! Quien iba a pensar que en Colombia, país rico en agua y recursos naturales, mueran de sed la fauna, la flora y la humanidad.
El tiempo de intensas temperaturas, que van entre 40° y 45° centígrados, comenzó desde diciembre del 2013 y no ha cesado. Así lo registraron regiones como la Guajira, Casanare, Córdoba, Magdalena, Atlántico, César, Sucre y otros 15 departamentos que llevan varios meses sin recibir una visita de San Pedro. 
Pero el país ha estado tan ocupado organizando tres contiendas electorales y una mesa de conversaciones en La Habana, que ni se dio cuenta de la crisis, ni tuvo tiempo de tomar decisiones políticas de fondo y a tiempo. Ahora pretenden arreglar la situación en un día. 
El problema no es el fenómeno de El Niño, ni La Niña, sino la falta de gobernabilidad. Así lo registró recientemente una funcionaria del ministerio de Ambiente al advertir que “Habrá más sequías y más lluvias extremas, pero sólo las regiones que tengan en mejor estado sus coberturas naturales (como bosques, selvas, entre otros) podrán resistir mejor estos impactos porque ayudan a regular el agua y los suelos”. Es decir, si no hay árboles y una zona forestal bien mantenida, el agua lluvia no se acumula en los pozos y se generarán sequías cada vez más fuertes. Si continuamos deforestando 166.000 hectáreas al año, será difícil mantener la conservación de esa riqueza. 
Estamos apostándole mal a la cosa, porque la ganadería extensiva y las actividades agrícolas piensan en un terreno limpio de árboles como estrategia productiva, pero este país y sus gobernantes tienen que concientizarse que la deforestación va contra su misma productividad. Sin contar el maltrato que se le ha dado a los humedales y las licencias indiscriminadas a las empresas de explotación de recursos mineros. Se necesita más ciencia y menos política. Más conciencia y menos interés económico.
Vaya pequeña responsabilidad para el recién nombrado Ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo, quien además de las fuertes críticas por su nombramiento debe apaciguar las consecuencias de las largas y fuertes sequías así como las inundaciones que aquejan al país.
Como si fuera poco, recientemente en redes sociales el senador Alberto castilla, denunció que en el proyecto de presupuesto para el año 2015 presentado por el gobierno, hay un déficit de 847.000 millones en política de agua. “Mientras varias regiones padecen una grave crisis por la sequía, el gobierno piensa reducir en 10.6% el presupuesto para agua potable y saneamiento ambiental”, advirtió el Congresista.

La discusión apenas comienza. Ojalá los dirigentes regionales, visiten sus comunidades, se enteren de primera fuente cómo está la situación y cooperen con la solución. Hoy, los que en marzo, mayo y junio les dieron el voto, claman medidas serias para que sus hijos no mueran por la desidia estatal y la desnutrición.