La sequía en Colombia
Durante los últimos meses los colombianos hemos
visto impotentes las nefastas consecuencias que ha dejado la sequía en varias
regiones del país. La punta del iceberg fueron los más de 20.000 animales
muertos, entre chigüiros, venados, zorros, peces, tortugas, reptiles y ganado
vacuno, en Casanare, registrados en los medios de comunicación. De ahí en
adelante se desmanteló un sinnúmero de casos que involucran comunidades
enteras, con niños y adultos mayores clamando una gota de agua potable, para
hacerle el quite a la muerte disfrazada de deshidratación.
Toda una paradoja! Quien iba a pensar que en Colombia,
país rico en agua y recursos naturales, mueran de sed la fauna, la flora y la
humanidad.
El tiempo
de intensas temperaturas, que van entre 40° y 45° centígrados, comenzó desde
diciembre del 2013 y no ha cesado. Así lo registraron regiones como la Guajira,
Casanare, Córdoba, Magdalena, Atlántico, César, Sucre y otros 15 departamentos
que llevan varios meses sin recibir una visita de San Pedro.
Pero el
país ha estado tan ocupado organizando tres contiendas electorales y una mesa
de conversaciones en La Habana, que ni se dio cuenta de la crisis, ni tuvo
tiempo de tomar decisiones políticas de fondo y a tiempo. Ahora pretenden
arreglar la situación en un día.
El
problema no es el fenómeno de El Niño, ni La Niña, sino la falta de
gobernabilidad. Así lo registró recientemente una funcionaria del ministerio de
Ambiente al advertir que “Habrá más
sequías y más lluvias extremas, pero sólo las regiones que tengan en mejor
estado sus coberturas naturales (como bosques, selvas, entre otros) podrán resistir mejor estos impactos porque ayudan a
regular el agua y los suelos”. Es decir, si no hay árboles y una zona forestal bien mantenida, el agua
lluvia no se acumula en los pozos y se generarán sequías cada vez más fuertes. Si
continuamos deforestando 166.000 hectáreas al año, será difícil mantener la
conservación de esa riqueza.
Estamos
apostándole mal a la cosa, porque la ganadería extensiva y las actividades
agrícolas piensan en un terreno limpio de árboles como estrategia productiva,
pero este país y sus gobernantes tienen que concientizarse que la deforestación
va contra su misma productividad. Sin contar el maltrato que se le ha dado a
los humedales y las licencias indiscriminadas a las empresas de explotación de
recursos mineros. Se necesita más ciencia y menos política. Más conciencia y menos interés económico.
Vaya
pequeña responsabilidad para el recién nombrado Ministro de Ambiente, Gabriel
Vallejo, quien además de las fuertes críticas por su nombramiento debe apaciguar
las consecuencias de las largas y fuertes sequías así como las inundaciones que
aquejan al país.
Como si
fuera poco, recientemente en redes sociales el senador Alberto castilla,
denunció que en el proyecto de presupuesto para el año 2015 presentado por el
gobierno, hay un déficit de 847.000 millones en política de agua. “Mientras varias regiones padecen una grave
crisis por la sequía, el gobierno piensa reducir en 10.6% el presupuesto para
agua potable y saneamiento ambiental”, advirtió el Congresista.
La discusión apenas comienza. Ojalá los
dirigentes regionales, visiten sus comunidades, se enteren de primera fuente
cómo está la situación y cooperen con la solución. Hoy, los que en marzo, mayo
y junio les dieron el voto, claman medidas serias para que sus hijos no mueran
por la desidia estatal y la desnutrición.