miércoles, 20 de abril de 2016

Urge política de control al cambio climático

Urge política de control al cambio climático
Nidia Acevedo Botello
Comunicadora social

Sin una verdadera cultura ambiental que facilite el cambio de percepción que se tiene frente a los cuerpos de agua o humedales de las ciudades y por ende permita transformar los comportamientos y relaciones con ellos, es muy difícil lograr la reducción de emisión de gases efecto invernadero –GEI- arrojados a nuestra atmósfera, la misma que nos permite respirar y mantenernos vivos con nuestra familia y nuestra sociedad.

En el reciente informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Climático –IPCC-, se evidencia que durante el período de 2000 a 2010 (y siguientes), “el crecimiento poblacional y el crecimiento económico fueron los principales motores de las emisiones, y sin esfuerzos dirigidos para cambiar ello, se espera que continúen siendo los motores clave”.
En la ciudad de Bogotá, dadas las condiciones de desplazamiento y migración interna que se viven dentro del país como consecuencia del conflicto armado y de las erradas políticas económicas que han dejado sin trabajo a los campesinos y los ciudadanos de provincia, se ha experimentado durante los últimos cinco años un incremento gigantesco de su población. Ciudadanos que vienen en búsqueda de nuevas oportunidades de vida, pero que no conocen el arraigo de la ciudad y su intrínseca relación con el agua.
Hoy, viven en la capital cerca de 8 millones de habitantes, que utilizan aproximadamente dos millones de vehículos y arrojan alrededor de 6.500 toneladas de basura diarias, de las cuales cerca de 2.000 van a parar al río Bogotá a través de sus a afluentes. A las basuras, se les suman otras prácticas anti-ambientales como las conexiones de desagües de residuos sólidos, la desecación de los cuerpos de agua para la construcción y la falta de educación a los ciudadanos y de mantenimiento a humedales, quebradas y redes de alcantarillado. Lo anterior, reafirma lo plasmado en el informe del IPCC,  donde relaciona que “los científicos están entre un 95% y un 100% seguros de que los humanos causaron la mayor parte del cambio climático desde 1950”.
Por tanto, “sin una estrategia agresiva de mitigación para reducir la emisión de gases de efecto invernadero en este siglo, la temperatura estará encaminada a aumentar más de 2 grados centígrados. Esto llevaría a cruzar un umbral de calentamiento catastrófico con consecuencias globales devastadoras”. Estrategia que sin lugar a dudas debe involucrar autoridades, ciudadanía, organizaciones, academia, medios de comunicación y diversos sectores de la sociedad.
Mientras no se dé una decidida intención de socializar y aplicar prácticas claras y concretas que transformen las acciones humanas por otras más amigables con el medio ambiente y que propendan por la reducción de los GEI, continuaremos viendo el incremento desmedido de la frecuencia y la intensidad de lluvias intempestivas con tormentas y sus consabidas inundaciones, el incremento de la temperatura global que haría imposibles actividades normales como cultivar o trabajar en la calle y el aumento de infecciones respiratorias que colapsan el precario sistema de salud existente y paralizan la actividad laboral, amenazando con llevar a la tumba a niños y personas mayores, los más vulnerables.

Ojalá los robustos presupuestos destinados a otras ejecuciones, también lleguen a la  implementación de estrategias de mitigación al cambio climático, por el bien de la actual y la futura humanidad.