La voz de un adulto mayor
“Estoy
viva como fruta madura,
dueña
ya de inviernos y veranos,
abuela
de los pájaros,
tejedora
del viento navegante”.
Gioconda Belli
Psicóloga Coach
www.humanosalaobra.com
En nuestra sociedad se valora en extremo la juventud; una piel lozana,
un cuerpo ágil, se asocian a felicidad, porque se tiene salud y se tiene ‘la
vida por delante’. Una aventura va de la mano de un muchacho quinceañero y es
válido soñar cuando se tienen 20 años. Arriesgarse es natural en los jóvenes de
30 y aún equivocarse se acepta y ‘es bien visto’ aún en alguien de 40 años. Es
común que se empiece a ver a una persona en la madurez de los 50 como alguien
ya entrado en años, se comienza a pensar en el retiro y la pensión que cada vez
se acercan más. Y muchas veces se asocia la jubilación como el principio del
fin.
Algunos a sus 60 se sientan a esperar que pase día a día, creyendo realmente que no hay más que hacer. Y de pronto, en un abrir y cerrar de ojos, llegan los 70 años y como en el cuento, viene un angelito del cielo y le dice al abuelo: ‘¿Sabes cuantos años más vas a vivir? Y él muy curioso le pide que le de ese dato, y el angelito le dice “Te quedan 25 años de vida”. Escucha bien, 25 años!
Algunos a sus 60 se sientan a esperar que pase día a día, creyendo realmente que no hay más que hacer. Y de pronto, en un abrir y cerrar de ojos, llegan los 70 años y como en el cuento, viene un angelito del cielo y le dice al abuelo: ‘¿Sabes cuantos años más vas a vivir? Y él muy curioso le pide que le de ese dato, y el angelito le dice “Te quedan 25 años de vida”. Escucha bien, 25 años!
La familia y personas cercanas al adulto mayor en muchas ocasiones
comienzan a tratarlo de una manera diferente, como un ser dependiente, que no
puede tomar sus propias decisiones, los hijos preocupados al ver algunos signos
de la edad en sus padres, comienzan a tratarlos ‘como niños’ que finalmente van
perdiendo autonomía e independencia. Esa actitud, solo lleva a un mayor
deterioro en todo sentido, a una falta de actividad y de sueños, hasta el punto
de enfermarse y es cuando el cuerpo y el alma, empiezan a manifestar ese
cansancio. Y ahora si viene la pregunta: ¿Cómo quieres vivir esa etapa? ¿Qué
quieres hacer en ese tiempo? ¿El adulto mayor tiene aún oportunidad de seguir
soñando? ¿Qué pasa con sus metas? La invitación aquí es para que cada uno se
proyecte, se reinvente, se renueve en esta nueva etapa maravillosa de la vida. Disfrutar
los años dorados después de los 60, gozar a los 70 y aprender a los 80.
Dice Rafael Echeverría: “Nuestro
ser es un campo abierto al diseño”. El adulto mayor requiere continuar
desarrollándose, cuidándose y siendo apoyado por su familia y seres más
cercanos con un buen trato. Para ello, miremos cómo podemos cuidar cada una de
las dimensiones humanas:
ü Dimensión
Salud y Cuerpo: tener controles médicos, exámenes y alguien que lo acompañe si
es necesario. Es vital una alimentación adecuada, sueño completo. Ideal
ejercicio, danzas, caminar y salir a un parque.
ü Dimensión
Familiar: es clave contar con el apoyo de la familia, nunca ser excluido de
reuniones familiares, adaptar el entorno a las necesidades del adulto mayor.
Importante que se sienta cuidado y que reciba un trato digno.
ü Dimensión
Comunidad: aquí la clave es participar en eventos del barrio, ir a la iglesia o
a eventos que se realicen en la comunidad. Son personas que pueden aportar
mucho desde su gran experiencia y capacidad de servicio a los demás.
ü Dimensión
Emocional: brindar a la persona mayor compañía, tener una conversación,
preguntarles cómo están, escuchar sus historias y recuerdos; alguien que lo
escuche sin juzgar, que sienta que puede expresar sus emociones, llorar si es
necesario.
ü Dimensión
Espiritual: en esta etapa se vive la espiritualidad como algo central, muchas
veces se vuelve prioritario, así que permitamos que asista a misa o iglesia,
apoyemos todo lo que tenga relación con su posibilidad de trascender y fortalecer
esta dimensión.
ü Dimensión
Económica: es posible que se necesite orientación de alguien de total confianza
para el manejo de situaciones económicas, sin quitar la autonomía y poder de
decisión que tiene la persona. Importante consultar cuando se tiene una
pensión. La prioridad en los gastos siempre deben ser las necesidades del
adulto mayor.
La población de personas mayores
de 60 años tiende a aumentar, creciendo a un ritmo mayor al 2%, mientras que la
población colombiana en total crece a un ritmo cercano al 1%. Si en el 2015 el
porcentaje de personas mayores de 60 fue mayor al 10%, en el 2050 este
porcentaje será mayor al 20% (DANE 2014). Así que en los próximos años
tendremos una mayor población de adulto mayor y es fundamental que nos preparemos
todos para ello, para brindar a las necesidades propias de esta etapa de la
vida, con una nueva mirada abierta a recibir los cambios que trae la edad.
Envejecer es un proceso de cambio
permanente, y significa “vivir cada día más”. Todas las personas estamos
envejeciendo cada día, en un año hemos envejecido 365 días, todos incluso los
de 25 años. Dice Elisa Dulcey, Psicóloga gerontóloga, que la persona vieja, es
sencillamente aquella que más ha vivido, la que ha envejecido durante más
tiempo.Visto de esta manera, llevar las arrugas con orgullo, confesar la edad
con altivez, debe ser algo valioso y no un secreto para esconder.
Fuentes consultadas:
Rafael Echeverría, filósofo chileno. Escribió
fundamentos de Coaching Ontológico.
Elisa Dulcey Ruíz. Violencias en la Vejez.
DANE