domingo, 10 de abril de 2016

La voz de un adulto mayor
“Estoy viva como fruta madura,
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante”.
Gioconda Belli

Mónica Abella
Psicóloga Coach
www.humanosalaobra.com
En nuestra sociedad se valora en extremo la juventud; una piel lozana, un cuerpo ágil, se asocian a felicidad, porque se tiene salud y se tiene ‘la vida por delante’. Una aventura va de la mano de un muchacho quinceañero y es válido soñar cuando se tienen 20 años. Arriesgarse es natural en los jóvenes de 30 y aún equivocarse se acepta y ‘es bien visto’ aún en alguien de 40 años. Es común que se empiece a ver a una persona en la madurez de los 50 como alguien ya entrado en años, se comienza a pensar en el retiro y la pensión que cada vez se acercan más. Y muchas veces se asocia la jubilación como el principio del fin.

Algunos a sus 60 se sientan a esperar que pase día a día, creyendo realmente que no hay más que hacer. Y de pronto, en un abrir y cerrar de ojos, llegan los 70 años y como en el cuento, viene un angelito del cielo y le dice al abuelo: ‘¿Sabes cuantos años más vas a vivir? Y él muy curioso le pide que le de ese dato, y el angelito le dice “Te quedan 25 años de vida”. Escucha bien, 25 años!
La familia y personas cercanas al adulto mayor en muchas ocasiones comienzan a tratarlo de una manera diferente, como un ser dependiente, que no puede tomar sus propias decisiones, los hijos preocupados al ver algunos signos de la edad en sus padres, comienzan a tratarlos ‘como niños’ que finalmente van perdiendo autonomía e independencia. Esa actitud, solo lleva a un mayor deterioro en todo sentido, a una falta de actividad y de sueños, hasta el punto de enfermarse y es cuando el cuerpo y el alma, empiezan a manifestar ese cansancio. Y ahora si viene la pregunta: ¿Cómo quieres vivir esa etapa? ¿Qué quieres hacer en ese tiempo? ¿El adulto mayor tiene aún oportunidad de seguir soñando? ¿Qué pasa con sus metas? La invitación aquí es para que cada uno se proyecte, se reinvente, se renueve en esta nueva etapa maravillosa de la vida. Disfrutar los años dorados después de los 60, gozar a los 70 y aprender a los 80.
Dice Rafael Echeverría: “Nuestro ser es un campo abierto al diseño”. El adulto mayor requiere continuar desarrollándose, cuidándose y siendo apoyado por su familia y seres más cercanos con un buen trato. Para ello, miremos cómo podemos cuidar cada una de las dimensiones humanas:
ü  Dimensión Salud y Cuerpo: tener controles médicos, exámenes y alguien que lo acompañe si es necesario. Es vital una alimentación adecuada, sueño completo. Ideal ejercicio, danzas, caminar y salir a un parque.
ü  Dimensión Familiar: es clave contar con el apoyo de la familia, nunca ser excluido de reuniones familiares, adaptar el entorno a las necesidades del adulto mayor. Importante que se sienta cuidado y que reciba un trato digno.
ü  Dimensión Comunidad: aquí la clave es participar en eventos del barrio, ir a la iglesia o a eventos que se realicen en la comunidad. Son personas que pueden aportar mucho desde su gran experiencia y capacidad de servicio a los demás.
ü  Dimensión Emocional: brindar a la persona mayor compañía, tener una conversación, preguntarles cómo están, escuchar sus historias y recuerdos; alguien que lo escuche sin juzgar, que sienta que puede expresar sus emociones, llorar si es necesario.
ü  Dimensión Espiritual: en esta etapa se vive la espiritualidad como algo central, muchas veces se vuelve prioritario, así que permitamos que asista a misa o iglesia, apoyemos todo lo que tenga relación con su posibilidad de trascender y fortalecer esta dimensión.
ü  Dimensión Económica: es posible que se necesite orientación de alguien de total confianza para el manejo de situaciones económicas, sin quitar la autonomía y poder de decisión que tiene la persona. Importante consultar cuando se tiene una pensión. La prioridad en los gastos siempre deben ser las necesidades del adulto mayor.

La población de personas mayores de 60 años tiende a aumentar, creciendo a un ritmo mayor al 2%, mientras que la población colombiana en total crece a un ritmo cercano al 1%. Si en el 2015 el porcentaje de personas mayores de 60 fue mayor al 10%, en el 2050 este porcentaje será mayor al 20% (DANE 2014). Así que en los próximos años tendremos una mayor población de adulto mayor y es fundamental que nos preparemos todos para ello, para brindar a las necesidades propias de esta etapa de la vida, con una nueva mirada abierta a recibir los cambios que trae la edad.
Envejecer es un proceso de cambio permanente, y significa “vivir cada día más”. Todas las personas estamos envejeciendo cada día, en un año hemos envejecido 365 días, todos incluso los de 25 años. Dice Elisa Dulcey, Psicóloga gerontóloga, que la persona vieja, es sencillamente aquella que más ha vivido, la que ha envejecido durante más tiempo.Visto de esta manera, llevar las arrugas con orgullo, confesar la edad con altivez, debe ser algo valioso y no un secreto para esconder.
Fuentes consultadas:
Rafael Echeverría, filósofo chileno. Escribió fundamentos de Coaching Ontológico.
Elisa Dulcey Ruíz. Violencias en la Vejez.

DANE