Da
escozor, rabia e impotencia el cinismo con el que recientemente salió la señora
Alexandra Rojas, gerente de TransMilenio, a decir ante las cámaras de
televisión que “las rutas alimentadoras han perdido vigencia porque, según ella
o según su jefe, la gente no está llegando al sistema troncal en los buses
verdes sino en colectivos, en bicicleta y caminando”.
No
sabemos si reír o llorar con estas afirmaciones emitidas por funcionarios que
siempre van en carro blindado, nunca cogen un trancón y jamás una ruta
alimentadora para llegar al indignante sistema de TransMilenio, porque no tiene
otra opción de desplazamiento para llegar a sus lugares de estudio o trabajo.
Recientemente,
en entrevista publicada por El Tiempo, el mismo alcalde Peñalosa reconoce que
el 80% de los bogotanos tiene una mala imagen de su administración; pero ¿cómo
no Alcalde? Si los bogotanos de a pie somos la mayoría en esta ciudad y lo
único que se ha sentido es la mano dura de sus decisiones.
Temas
hay muchos y nada más en Engativá recientemente vimos con asombro las
cuantiosas campañas publicitarias en las salas de cine y los paraderos, donde
se pregonaba la recuperación del humedal Jaboque, a sabiendas que el humedal
aún continúa siendo la cloaca con la que conviven centenares de familias
engativeñas (con mayoría de niños y personas mayores) expuestas al ambiente
fétido, animales infecciosos y presencia de delincuentes, sin que ninguna
entidad se apersone de la situación, pese a los insistentes clamores que la
comunidad ha hecho a las entidades distritales y locales.
Pero me quiero concentrar en el apretón
económico que se les está haciendo pasar a millones de ciudadanos a quienes se
les redujeron los auxilios en la tarifa del pasaje del sistema. No sabe Dr.
Peñalosa el daño enorme que le causó a los hogares con puntajes superiores a
30,56 en la tabla del Sisbén, pero que igualmente son de escasos recursos,
estudiantes y asalariados con un mínimo o menos, y que por su decisión basada
en encuestas etéreas ahora están pagando tarifa plena, lo cual fue un
descalabro enorme para las finanzas de sus hogares.
Y
así, con la población en condición de discapacidad y las personas mayores. So
pretexto de que los usuarios vendían los pasajes a tarifa plena.
Y
ahora, con otro argumento igualmente fofo y traído de los cabellos, salen a
decir que las rutas alimentadoras no están funcionando. ¿No será más bien que
les duele que los ciudadanos se suban en semejantes esperpentos móviles sin
pagar? Pues al paso que vamos, no me extraña que terminen cobrando por pisar un
parque o colocando peajes en las ciclorutas. Nada es gratis en esta vida! Decía
mi abuelita.
Pero
lo que más coraje da, es que los mismos candidatos que en época de campaña
recorren las calles con su sonrisa de oreja a oreja, alzando niños y besando
señoras en barrios marginados para obtener su voto, luego lleguen al poder a
darle garrote a esos niños y a esas mismas señoras con un tema tan vulnerable y
delicado como lo es la economía personal.
¿Cómo
así que la gente no está usando las rutas alimentadoras y prefieren llegar en
sitp, en bicileta o caminando? Yo lo invito señor Alcalde, que se pare un día
entre semana a las 7 de la mañana en
cualquier paradero de Engativá a esperar la ruta alimentadora. Podrá vivir de
primera fuente, no por encuestas ni porque le dijeron, la angustia de
estudiantes y trabajadores porque la ruta no pasa con frecuencia y finalmente,
cuando llega, llega atiborrado y tienen que embutirse en ella porque, repito,
NO tienen otra opción de desplazamiento.
O,
simplemente observe como llegan esas rutas a los portales con verdaderos
racimos humanos. Entonces no nos vengan con cuentos de palitos y bolitas para
justificar su sed de meterles la mano en el bolsillo a los bogotanos. Pero a
los bogotanos de a pie.
En
la misma entrevista de El Tiempo, el Alcalde pide a los ciudadanos que “traten
de informarse bien y que propongan cosas que mejoren los proyectos que está
haciendo”.
Desde
estas páginas, le invitamos Alcalde a informar y a informarse bien sobre la
cotidianidad de los capitalinos y a acercarse a ellos mediante los medios
comunitarios y alternativos de la ciudad. Pues somos quienes permanecemos en
contacto directo y vivimos y sufrimos con ella la realidad, la realidad de
verdad, no la realidad de encuestas. Con los medios fortalecidos y produciendo
contenidos desde y con la gente de los barrios, seguro que su administración
tendría un canal de doble vía, en retroalimentación con los bogotanos y
podríamos acercarnos a decir con seguridad que, Bogotá sí es mejor para todos.
Porque el problema de comunicación y malos entendidos no se resuelve desde la
comodidad de una oficina ni con información en un solo sentido a través de los
grandes medios que sólo llega a las élites, sino leyendo en contexto a la
sociedad para la que se gobierna y esto se logra a través de sus medios de
comunicación.
Y
si se trata de “proponer cosas que mejoren los proyectos” que está haciendo la
administración. Entonces Alcalde, ¿Por qué no, hacer una encuesta real y aterrizada
para conocer a quienes están haciendo negocio con los subsidios de los pasajes
en TransMilenio, antes de castigar a la mayoría que no lo hacen? ¿Por qué poner
a pagar justos, que somos más, por pecadores, que son minoría? ¿Por qué en
lugar de eliminar las rutas alimentadoras y someter a la gente a engrosar el ya
colapsado SITP, no les aumenta la frecuencia en horas pico y deja que sigan
pagando al ingreso del portal?
Esa
misma comunidad que usted dice que sale a saludarlo en los barrios, es gente
buena, que aprecia y respeta a sus gobernantes, pero aun así, usted con sus drásticas
medidas exprimidoras, le está haciendo mucho daño.
La
ciudad, de por sí ya es caótica con sus cerca de nueve millones de habitantes, sus
calles atiborradas de caos vehicular, su individualismo marcado y su
contaminación ambiental. No es justo que la ahorquen sacándoles hasta el último
centavo. Por favor, NO más mano dura contra los bogotanos.
P.D.
Ojo con los túneles del portal El Dorado, que se les está convirtiendo en un
feria de vendedores ambulantes y viven sucios abandonados.