Un verdadero ejemplo de vida nos da la
señora Ana Elvia Navas de Tovar, quien a sus 85 años se ha consagrado como una
atleta de oro, atesorando más de 300 medallas y muchas historias por contar.
Desde que tenía 12 años llegó de Zipaquirá a buscar nuevos horizontes
en la capital del país, confiesa que sus familiares en esa época no se
preocuparon por darle estudio por lo que se concentró a trabajar en la empresa Industrias
Real, donde aprendió a hacer tejidos angostos, cordones de zapatos, galones y
cintas.
Luego, casada y con cuatro hijos, se concentró en su hogar y por aquellos vaivenes de la vida llegó a
Engativá a hacer parte de las familias fundadoras de uno de los barrios más
legendarios de la Localidad: La Española.
Recuerda que las casas estaban
en obra gris y eran Vivienda de
Interés Social, asignadas por sorteo. “No había teléfonos y para comunicarse
había que salir a buscar una cabina pública en la calle”. Para ese entonces ya
existía el barrio los cerezos y estaban urbanizando Quirigua, “donde las mismas
familias trabajaban construyendo sus casas y al final las sorteaban. Es decir,
no podían escoger, ni sabían a quien le quedaba, la casa que habían hecho”.
Cuando despuntaba los 50 años y por la invitación de una de sus hijas
que practicaba atletismo, llegó al estadio El Salitre a hacer parte del club El
Triángulo de Oro, donde la acogieron con cariño y la hicieron sentir como en
casa. Aunque confiesa que inicialmente le costó trabajo adaptarse a la rutina
de ejercicios porque por muchos años tuvo una vida sedentaria con las labores
del hogar y frente a una máquina de coser, la motivación de su esposo, sus
hijos y demás familia, la llenaron de energía y optimismo. “Al principio me cansaba mucho” dice con picardía, pero aun
así, siguió entrenando con vehemencia, hasta lograr lo que hoy es, gracias a su
disciplina y a su espíritu dócil que le permite acatar las exigencias del
deporte sin problema.
Todos los días en las mañanas, hace una hora de ejercicios de
estiramiento en el polideportivo El Salitre y cuando se va acercando la
competencia va más seguido a practicar, se prueba en la categoría asignada para
su edad y se inscribe.
Durante los 30 años de vida atleta, ha participado en campeonatos
nacionales e internacionales en ciudades como Cali, Medellín, Bucaramanga,
Barranquilla, Cartagena, Popayán, Maturín (Venezuela), entre otras. En promedio
participa en dos campeonatos por semestre en pruebas de 100, 200 y 400 metros y
en la modalidad de relevos, con los que ha logrado cerca de 300 medallas que
hoy no sólo son su orgullo sino el de su familia y su comunidad.
A sus 85 años le encanta viajar, come pocas harinas y carnes, a
cambio, consume muchas verduras, frutas y agua; monta en buseta y hasta hace
poco salía a estudiar todos los sábados para obtener su grado de bachiller.
Otro sueño cumplido, pues recientemente el colegio CAFAM le otorgó el grado de
bachiller académico y próximamente iniciará clases de inglés.
Sin duda, Ana Elvia es un ejemplo de vida para las mujeres por donde
quiera que va, a quienes les recomienda que “No se enfrasquen en sus casas
porque se invalidan allá encerradas. Que se integren a un grupo para hacer
gimnasia, caminar, trotar, hacer estiramientos y demás”.
De Zipaquirá sólo queda el recuerdo de antaño y su hermana mayor de 91
años, con quien conversa por teléfono casi todos los días durante varias horas
como quinceañera. Y es que así se siente la energía que trasmite esta mujer,
como la de una mujer que hasta ahora está empezando a vivir con los deseos de
aprenderlo todo, de viajar, de reír y de sacarle más medallas de honor a la
vida.