Con tan solo cuatro
años, el pequeño Michael ha ganado 18 medallas y tres trofeos. Su pasión por el
motociclismo es un caso difícil de explicar, sólo hay que verlo, admirarlo,
aplaudirlo y apoyarlo, con la emoción de sentirse cerca de un futuro campeón de
talla internacional.
Desde
que tenía dos años, Michael se emocionaba cuando veía al mejor amigo de su papá
llegar en su moto Kawasaki verde. Ante su insistencia tenían que darle un paseo,
pero no como parrillero, sino adelante como conductor, donde podía acelerar y hacer
rugir el motor. No importaba que sus cortos pies quedaran perdidos en el aire,
tampoco que el casco pesara sobre su cabeza, lo único que contaba era el placer
de sentir la adrenalina de la velocidad recorriendo su pequeño cuerpo.
“Luego
vino la Navidad, recuerda Omar Páez, su padre, y cuando le preguntamos qué
quería de regalo dijo que una moto Kawasaki verde igual a la del amigo”. Por
más de quince días recorrieron centros comerciales, casas matrices y cuanto
sitio podían, pero no la encontraban. Ya estaban decididos a aplazarle el
regalo para el siguiente año.
“Hasta
que al fin en un centro comercial del centro de la ciudad, el mismo 24 de
diciembre a las 4 de la tarde la encontramos”, narra Melissa Moreno, su joven madre.
Y fue así como ese 24 de diciembre de 2017 a media noche, los vecinos del
barrio La Florida vieron aparecer por primera vez en sus calles a ese pequeño
motociclista.
Con
tres años recién cumplidos y a pesar de que la moto era pequeña, Michael no
alcanzaba a tocar el piso con los pies. Gracias a las destrezas de su padre,
quien se desempeña como mecánico automotriz, lograron adaptarla a su tamaño
para que tocara el piso con la punta de los pies. “Le colocamos ruedas para que
practicara y le comprimimos el monoshock haciéndole unos adaptadores para
bajarle las barras”, explicó Páez.
Inicia trayectoria
profesional
Posteriormente,
el mismo amigo que despertó la pasión de Michael por las motocicletas los relacionó
con una pista en el barrio Perdomo, para que practicara. Allí hubo necesidad de
completar el ajuar con elementos de protección como rodilleras, coderas, chaleco
y casco para que lo dejaran correr. Al principio, subía los pies para
equilibrarse y se desplazaba muy suave con el papá corriendo detrás. Así se
dieron las primeras caídas, pero ni los moretones hicieron desistir a este
pequeño gigante del motociclismo colombiano, pues no pasó mucho tiempo para
que, inspirado en el italiano Valentino Rossi, arrancara con la seguridad de un
experto.
En el
Perdomo se contactaron con el Club Escats que organiza válidas cada quince días
y los más pequeños compiten en la Categoría Pañales. Michael es el más chico
del grupo pero con un nivel muy alto y en tan sólo un año de carreras ha ganado
tres trofeos y 18 medallas. “Nos tiene sorprendidos, dicen sus padres, él se
transforma en la pista, su mirada es otra, se concentra, se enfoca en la
carrera y con esa seguridad arranca”.
Melissa
confiesa que cada vez que lo ve en acción no puede contener la sensación que le
produce esa mezcla de alegría y nervios. “Es difícil explicar la emoción que se
siente al ver a mi chiquitín de cuatro años en una moto a toda velocidad. Si ni
siquiera nosotros sabíamos montar”. Aunque de manera decidida y en un acto de
apoyo con su hijo cada uno compró su propia motocicleta y aprendió a manejar
para competir también, en la categoría de adultos, pero revelan que les va muy
mal.
Una gran promesa del
motociclismo
Con
el talento y el arrojo que lo caracteriza, el pequeño Michael muy pronto
iniciará a competir en carreras de talla nacional y para afrontar ese reto se
prepara diariamente con gran fervor. En todas las ciudades del país hay niños
motorizados con gran capacidad, pero su edad y su nivel de competitividad
unidos a la espontaneidad, la ternura y el brillo de sus ojos, le otorgan una
gran ventaja que lo hacen sobresalir donde quiera que está.
Por
ahora, Michael requiere una moto con más capacidad, con más cilindraje, que le
permita desafiar los nuevos retos que el mundo del motociclismo le ofrece.
Seguramente
encontrará un patrocinador que le conceda suplir esta necesidad y con el pasar
de los años, el nombre de Michael Alexander Páez Moreno, dará de qué hablar en
el país y llevará sobre su pecho el nombre
de Colombia a nivel mundial.