domingo, 23 de abril de 2023

Hablemos correctamente

Todas estas frases en sentido figurado y carentes de lógica, las ocasionan las “modas” de hablar de cierta manera, donde todos repiten como loros lo que escuchan de los demás sin criterio propio ni razonamiento lógico.

Por: Ramechan

Como dice un viejo refrán: “Por el equipaje se conoce al pasajero”. Por la forma de expresarse, se conoce de inmediato el grado de cultura del interlocutor. Mucha gente hay, en nuestro medio, muy locuaz, muy “parlanchín” o muy comunicativa. Dependiendo de la región de donde provengan, los costeños, por ejemplo, son muy abiertos al diálogo y a expresarse en forma bastante expontánea. Los del interior, o sea, los “cachacos” son más reservados y medidos en la conversación. Pero hay muchos matices en la forma de hablar dependiendo de su origen, como la jerga paisa, santandereana, valluna, tolimense, boyacense y nariñense, por mencionar sólo algunos.

En cada región de nuestro querido país existe la impronta que marca la forma de hablar, no sólo por el acento sino por las frases, palabras, dichos y refranes. Pero algo que hay que evidenciar con asombro es como se van extendiendo ciertas palabras y términos propios de algunos grupos sociales tales como “El man”. Expresión que se ha extendido tanto, que en casi todas las regiones del país ya no dicen “ese hombre” sino “ese man”. Esto, ayudado por los libretistas de las telenovelas masivas que usan este lenguaje para darles un tinte de popularidad.

Existen otras expresiones que se han extendido, como el “me regala” o “regálame”. Con el debido respeto de los que así se expresan, a mucha gente nos parece ridícula, pues no tiene nada de coherente, pudiéndose decir “véndame”, “despácheme”, “sírvame”, etc. Recuerdo que hace poco en un restaurante de autoservicio estaba haciendo fila para almorzar y un señor me dijo que le “regalara” una bandeja. Amablemente le respondí que no se la podía “regalar” porque no era mía, que mejor hablara con el dueño del restaurante. En el banco, también oí a una empleada decirle a su compañero, “por favor regálame la puerta”, por decir que le abriera la puerta.

Cuando en una tienda escucho la frase de cajón “regálame”, le digo al tendero: “A mí sí me vende, aquí hay con qué pagar”.

En otra entidad crediticia, la cajera me dijo “regálame su cédula” a lo que le respondí, con la lógica del caso que, si le regalaba mi cédula, ¿con qué me identificaría después?

Y así, hay muchos ejemplos del mal hablar promovidos por los mismos medios de comunicación, como por ejemplo: ahora todas las acciones violentas de los delincuentes son llamadas “hechos de intolerancia”. Mucha “intolerancia” de quienes roban y atracan. Así dicen cuando la delincuencia se ha desbordado y actúa sin piedad, hiriendo y asesinando por robar un celular o una bicicleta o cualquier mínimo objeto de valor. Pero esos hechos repugnantes de salvajismo extremo ahora los reducen a un “hecho de intolerancia”… “¿intolerancia a qué?” Esos equivocados titulares de prensa se escuchan y se leen a diario en los medios de comunicación.Son ejemplos típicos del hablar de la gente del común hoy en día, que raya en lo absurdo y en una pobreza de léxico lamentable.

Lamentable porque en un país como el nuestro, donde hasta los españoles raizales han reconocido que se habla el mejor castellano de Iberoamérica, lastimosamente se está degradando por los malos usos. Aunque no es nuestra lengua vernácula, sin desconocer a nuestros hermanos indígenas que tienen sus propias lenguas, hace más de 500 años pagamos un alto precio para hablar correctamente el idioma que se nos impuso en la conquista. Es cierto que no somos criollos en un alto porcentaje, pues a nuestro país llegaron ingleses, franceses, alemanes y muchas otras nacionalidades inmigrantes de Europa y África, razón por la cual tenemos una gran variedad de ascendencias europeas, africanas y hasta asiáticas.

En resumen, no es secreto que somos un país pluricultural y multiétnico y por eso en nuestra lengua existen anglicismos, galicismos, y muchos más ismos, como barbarismos.

Pero ¡por favor! Defendamos el idioma con el cual nos reconoce el mundo, como el mejor español hablado y escrito, verbigracia de ello es nuestro eterno Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.