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viernes, 13 de noviembre de 2020

Pajareando en el Jaboque

Entre las aves que se pueden apreciar en los alrededores del humedal Jaboque se encuentran azulejos, palomas, tingüas y colibríes. 

El humedal Jaboque, uno de los importantes cuerpos de agua que conforman el ecosistema estratégico de Bogotá, pese a las escabrosas intervenciones que ha recibido en diferentes momentos de su historia continúa ofreciendo a sus visitantes vistosos espejos de agua y atardeceres impactantes, al tiempo que oxigena permanentemente el occidente de Engativá ayudándole a menguar la contaminación proveniente de diversas fuentes como el aeropuerto el Dorado, el sistema de transporte y la polución.

Como todos los humedales, es un sitio de amortiguación de inundaciones ya que absorbe como esponja las aguas lluvias controlando las inundaciones en temporada invernal y las erosiones en tiempo de sequía. Desafortunadamente algunas personas y las mismas entidades públicas no valoran esta función y permiten las conexiones erradas y la disposición de residuos sólidos que contaminan su cauce y deterioran la convivencia en su área de entorno.

El Jaboque, que significa “Tierra de abundancia” inicia en el canal Los Ángeles, lo compone el brazo de Villa Gladys, el canal Marantá y esta sectorizado en tres partes: tercio alto, tercio medio y tercio bajo hasta desembocar en el rio Bogotá. Ha sido reconocido por la presencia de monolitos prehispánicos que lo convierten en uno de los humedales de mayor interés arqueológico. Cuenta con un observatorio astronómico: monolitos que dispusieron nuestros antepasados Muiscas en cercanía al Río Bogotá para determinar las fechas de siembra y de cosecha.

De manera resiliente y por tratarse de un cuerpo de agua bastante amplio el Jaboque alberga gran variedad de especies vegetales y animales entre las que se cuentan cientos de especies de aves endémicas y migratorias, al punto que ha sido designado como territorio AICA (Área Importante para la Conservación de las Aves).

Actualmente, es muy visitado por turistas y personas interesadas en el aviturismo que han encontrado gran placer en la conexión con la naturaleza sin salir de Bogotá. En los recorridos se pueden apreciar con facilidad especies migratorias que huyen del frio boreal y llegan del norte del continente o especies nativas que hacen parte de nuestra riqueza natural desconocida.