Los humedales en Engativá necesitan atención urgente
Humedal Santa María del Lago |
Los
humedales, o chucuas como los
llamaban los Muiscas, son vitales para la supervivencia humana. De acuerdo con
la Fundación Humedales Bogotá, en la ciudad estos cuerpos de agua realizan los
siguientes servicios: 1.
Regulan del ciclo hídrico: Controlando y previniendo
inundaciones.
2.
Mejoran la calidad del aire.
3. Ofrecen espacios de refugio de biodiversidad endémica, hábitat
esencial de diversas especies residentes y migratorias.
4.
Permiten espacios pedagógicos, Invitando a la contemplación,
la reflexión y la calma. Son aulas vivas para el aprendizaje, áreas de
recreación pasiva, generadores de conocimiento e investigación. Generan el
rescate de la identidad territorial y la identidad cultural, nos transportan a
épocas ancestrales y nos recuerdan de dónde venimos y para dónde vamos.
Sin embargo, en Bogotá, ni
las autoridades ni los ciudadanos parecen darse cuenta del privilegio que se
tiene al contar con decenas de estos cuerpos de agua y por el contrario, los
abandonan a su suerte, permitiendo que la falta de conocimiento y de cultura ciudadana
los contaminen de manera indiscriminada.
El
Hormiguero, recorrió dos de estos cuerpos de agua ubicados en la Localidad
de Engativá, y esto fue lo que encontró.
Apariencias: el humedal Jaboque aún NO está recuperado
Una verdadera problemática que va entre la inseguridad y la
contaminación ambiental, es la que afrontan diariamente los habitantes de decenas
de barrios de Engativá que limitan con el humedal Jaboque. Así lo hicieron
saber a El Hormiguero, los miembros
de la Junta de Acción Comunal del barrio Las Mercedes, uno de los más afectados,
ya que sus calles cercanas al humedal son frecuentadas por expendedores o consumidores
de estupefacientes y delincuentes que generan “situaciones difíciles” para
trabajadores, estudiantes, niños y mujeres del sector.
El humedal Jaboque, presentado por la Administración Distrital en los
medios masivos como una de las maravillas naturales de la ciudad, en realidad
es un albergue de escombros, aguas residuales, basuras y lodos, que además
atrae habitantes de calle y obliga a sus vecinos a convivir con zancudos,
ratas, ambientes fétidos y delincuentes, muy contrario a su nombre, que en
lengua Muisca significa “Tierra de Abundancia”.
Paradójicamente, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá
hizo una inversión cercana a los 2.854 millones de pesos para “recuperar el
agua del humedal”, en un proyecto que creó recientemente, al occidente del
humedal, una isla “para que aves nativas y migratorias encontraran un hogar con
las condiciones necesarias para habitar y/o reproducirse”.
El Jaboque, Recibe aguas de los canales Ángeles, Carmelo, Garcés
Navas, Villas de granada y Marantá, desplegándose en 148 hectáreas que albergan
aves como la Tingua, Chorlitos, Patos Turrios y Canadienses, Atrapamoscas,
Garzas Blancas y Grises, Cardenales y Periquitos de Anteojos, entre mamíferos como
Curíes y comadrejas. Pero está muy lejos de ser el paraíso terrenal de estas
especies y la hermosa vista natural mostrada al mundo, como justificación de
tan magna inversión.
La comunidad se organiza para exigir un
ambiente sano
Ante la fuerte problemática presentada, hace cinco meses la comunidad
se organizó en la Mesa Territorial del Humedal Jaboque, liderada por la
comisión ambiental de la Asociación de Juntas de Acción Comunal –ASOJUNTAS- de
la localidad, con el propósito de mantener contacto directo con las entidades
responsables.
Dentro de las solicitudes esbozadas en la Mesa, se encuentran el
mantenimiento de los canales, la reinstalación de la rejilla en la carrera
105f, el control de las conexiones erradas, la limpieza periódica a los canales
perimetrales y el mantenimiento al cuerpo de agua, así como mayor control y
vigilancia por parte de los miembros de la Policía Nacional, que incluya
intervención integral a los habitantes de calle y recicladores de oficio.
No obstante, para Mario Torres, Secretario Ejecutivo de Ecología y Medio Ambiente de Asojuntas y
líder de la Mesa Territorial, es evidente la desarticulación y
descoordinación intra e interinstitucional de la administración, que se ve reflejada en la “falta de trabajo
para presentar respuestas integrales concretas, por parte de los funcionarios
de las instituciones”. También advirtió sobre la “poca voluntad” de la
administración para atender los requerimientos de las comunidades, lo cual “se
ve en la ausencia de continuidad y capacidad de decisión de los funcionarios
que asisten a la Mesa”.
Entre la espada y la pared
Entre tanto, los vecinos del humedal no tienen otra alternativa que la
de seguir soportando las condiciones adversas ofrecidas por este cuerpo de agua,
que fue el observatorio astronómico de nuestros antepasados Muiscas, donde
podían determinar las fechas para la siembra y la cosecha.
“Necesitamos capacitación sobre el buen manejo de las basuras, donde
nos ayuden a concientizar a la gente sobre cómo vivir en sociedad, cultura
ciudadana y buen manejo de residuos, porque acá vienen los carreteros y arrojan
escombros, pese a las sanciones existentes. Esta situación la conoce la Alcaldía
y la policía pero no hacen nada”, señala Germán Sierra, Tesorero de la JAC del
barrio Las Mercedes.
A su vez, Roberto Muñoz, Presidente de la misma Junta, hace un llamado
perentorio a las autoridades locales para que intervengan en esta difícil
situación que ronda al humedal Jaboque. “Requerimos urgente policía de
adolescencia”, dice. “Diariamente vemos
grupos de jóvenes que vienen a fumar alucinógenos con perros, en motos o
carros, muy cerca del colegio distrital Fe y Alegría”. Recuerda que cuando el CAI del sector se
construyó, quedó el compromiso de que iba a tener orientación ambiental con
policías femeninas, para proteger el humedal y al tiempo controlar el
microtráfico mediante requisa a mujeres y niños, pero a la fecha no se ha
cumplido y el CAI es un común y corriente.
Al preguntársele por las gestiones realizadas por la Junta de Acción
Comunal para dar solución a la situación, aclaró que “el pasado 17 de abril tuvimos reunión con la alcaldesa para dar a
conocer la situación, se comprometió a hacer un recorrido por la zona para una
inspección ocular al sitio, pero a la fecha no ha sucedido nada”.
“Entendemos la importancia del
reciclaje y el gran negocio que se genera con esta práctica y nos da gusto ver
algunos recicladores uniformados y organizados, pero la mayoría no están dentro
de esta organización y generan las problemáticas de consumo y vandalismo. También
hay incremento de personas que reciclan, incluyendo niños desescolarizados”, finalizó
el dignatario.
S.O.S por el humedal Santa María del Lago
Memoria Identidad y Territorio
Un pato que se zambulle en lo que años atrás fue un lago casi
cristalino, junto con montones de eneas, buchón y lentejita que amenazan con
asfixiarlo y que se han apoderado de una parte del humedal Santa María del
Lago, son hoy el panorama dominante del espejo de agua, el mismo que contrasta
con una foto del humedal que se encuentra en la entrada occidental y donde se
observa un ecosistema limpio.
Da tristeza ver el deterioro del que fuera uno de los humedales más
bellos de Bogotá y cuya recuperación inicial fue liderada por personas de los
barrios adyacentes como nos lo recuerda Alfonso Estrada habitante del barrio
San José, “Yo acompañe varios domingos a Aristóbulo Aristizábal a sacar buchón de
la laguna ya que esta planta es dañina y no permite que surjan espejos de agua.
Teníamos una balsa y nos metíamos y recogíamos con una pala. Una persona que
estaba en la orilla jalaba la balsa. Nosotros avanzábamos y cuando teníamos una
buena cantidad de buchón se jalaba la balsa y se sacaba la planta”.
Otras problemáticas que tenía como basuras y la invasión de su
territorio fueron subsanadas por la comunidad. En el año 2000 el humedal fue
recuperado totalmente y se abrió al público como Parque Ecológico Distrital, se
le dio el uso de parque de recreación pasiva y aula ambiental y pasó a ser
administrado por el DAMA hoy Secretaría Distrital
de Ambiente, quien contrató como su primer regente a Carrefour, tiempo en que
se le hizo un buen mantenimiento y el espejo de agua permanecía limpio, pero
como lo expresa la señora María Sierra ¡La
gente no sabe lo que tiene hasta que lo pierde!
Hoy, después de 17 años el lugar
presenta un paisaje de abandono, así lo señala uno de sus asiduos visitantes, Ricardo
Castro, habitante del barrio La Granja: “ El
humedal se encuentra en abandono, completamente olvidado. Necesita que limpien
el espejo de agua porque se llenó de junco y plantas malignas. Esto lleva
abandonado como un año y medio. Se requiere que la Secretaría Distrital de
Ambiente le ponga la mano cuanto antes”. Una apreciación similar sobre la
problemática del lago la tiene Rachar Ospina, quien viene con frecuencia
visitar el humedal junto a su familia: “El espejo de agua tiene mucha vegetación
que no corresponde a la vegetación normal lo cual afecta a las especies que
viven allí”
Por el grado de deterioro que tiene una de sus partes del humedal, María Sierra afirma que quienes viene a
recorrerlo “vienen es a ver un basurero”,
se refiere en especial al abandono del humedal, que aunque es uno de los más
cuidados en los últimos meses ha venido deteriorándose como también lo indica
Juan Carlos Ruiz, un joven estudiante universitario para quien: “El espejo de agua se ha visto maltratado
por la vegetación que lo afecta. En el agua se aprecia como una capa de aceite
que contaminó el agua”.
Si bien la comunidad en general valora y cuida el humedal, ha faltado
que la Secretaría de Ambiente le haga mantenimiento al humedal. Sobre esta
situación, algunos miembros del equipo pedagógico del humedal indicaron que
hasta hace poco la entidad contrató una persona para que le haga mantenimiento
al humedal. El Humedal Santamaría requiere pronto que se le preste atención
como lo afirma Ricardo Castro: “Si no le
prestan pronto atención a lo mejor vamos a perder el humedal. Se requiere un
mantenimiento ya, pues entre más tiempo pase, será más dificultoso arreglarlo”.
Hoy el humedal está herido como cuando en 1977 la construcción de la
Avenida Boyacá por este sector lo dividió y una parte quedó en el barrio Santa
María y otra en el barrio Bonanza, esta última se secó años después.
¿Pasará lo mismo con el humedal, o será que la Secretaría de Ambiente,
como entidad encargada de velar por la protección de los humedales de la ciudad,
finalmente se decidirá a protegerlo?.
Amanecerá y veremos.