domingo, 13 de noviembre de 2022

Desarrollo Infantil en Medio Familiar

 Un apoyo invaluable para madres gestantes y lactantes  

Uno de los múltiples programas que posee el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para ofrecer orientación a las mujeres en estado de gestación y de acompañamiento hasta que sus bebés logran los dos años de edad, ejerce una gran labor en la localidad de Engativá. El Hormiguero visitó la unidad de servicio Mundo de Colores en el barrio Los Cerezos, donde evidenciamos las bondades de esta modalidad.

Johanna Lozano, Coordinadora de la unidad de servicio Mundo de Colores, donde se desarrolla la modalidad de Desarrollo Infantil en Medio Familiar, que ofrece orientación a madres gestantes y su entorno familiar de barrios como Los Cerezos, Primavera, La Española, Las Palmas, Minuto de Dios, París Gaitán, Bachué, Quirigüa, La Serena  y alrededores; explica que esta modalidad brinda espacios cualificados y multidisciplinarios a las familias de este sector, en la localidad de Engativá.

“De esta manera aportamos un grano de arena a las familias, como parte de la transformación de sus vidas para beneficio tanto del bebé y de la mamá como de la familia y la sociedad en general”, dice Johanna, convencida de que este programa del ICBF aporta grandes beneficios a la primera infancia, desde la madre gestante hasta que sus hijos llegan a los dos años. El trabajo de las agentes educativas es apoyado por una dupla de psicóloga y trabajadora social, donde las profesionales Edith Pineda y Erika Talero, apoyan la labor con talleres y atención integral.

“La problemática que más se evidencia es la violencia intrafamiliar, porque normalizamos muchas prácticas como un grito o un empujón”, advierte la profesional Edith Pineda. Desde su trabajo, revelan la ruta de atención mediante un directorio interinstitucional, donde las mujeres pueden recibir atención personalizada según el caso. 

Mujeres que se preparan para apoyar otras mujeres

En la foto, Luz Erika Contreras, Silenia Correa, Johanna Lozano, Cristina Sánchez, Regina Castro, Edith Pineda, Luz Dary Ramos, Maritza Castañeda, Andrea Suárez, Jenifer Contreras, Laura Pupo, Nancy Sáenz, Erika Pachón, Josefina Pico, Lina Jiménez, Diana Primiciero, Natalia Castañeda y Diana Patricia Martínez, equipo de trabajo de la Unidad de Servicio Mundo de Colores y beneficiarias del programa.

Luz Dary Ramos recuerda cuando en 1997 trabajaba como madre FAMI atendiendo a las usuarias en la sala de su casa. Allí les hablaba de sus cuidados y de los cuidados con el bebé, de lactancia materna, de prevención de enfermedades y de la importancia de las vacunas, entre otros temas. Posteriormente, aprovechó la oportunidad que le brindó el ICBF para estudiar, desde la culminación de su bachillerato hasta la profesionalización en pedagogía infantil. De su época escolar tiene muchas anécdotas que incluyen trasnochadas, madrugadas, largas caminatas cuando no había para el pasaje y largas jornadas de trabajo y estudio. Hoy trabaja como agente educativa del programa y luego de 25 años al servicio de la sociedad, espera la oportunidad para pensionarse. “Este trabajo es muy bonito, me encanta estar con los niños y compartir mis conocimientos y experiencias con las mamás,  sobre todo las más jóvenes que no saben cómo cuidarse ni cómo cuidar los bebes”.  Revela además que con los conocimientos adquiridos supo criar y orientar a sus propios hijos.

Por su parte, Regina Castro, entró al programa en 1996 época en la que atendía 36 familias en su casa, donde replicaba la información recibida en los talleres de formación que les impartía el Instituto. Por su labor en ese entonces recibía 25 mil pesos mensuales, pero más allá del ingreso económico su recompensa es la satisfacción de haber servido a muchas generaciones. “Me da gran alegría porque a veces voy por la calle y personas adultas, algunos con sus hijos, me saludan y me dicen que fueron mis alumnos y me recuerdan con cariño. Eso me hace sentir orgullosa de mi trabajo porque somos reconocidas por la comunidad”.

Laura patricia Pupo Lema entró al programa como beneficiaria, luego ingresó como auxiliar y hoy es agente educativa. “La experiencia ha sido bonita porque aprendemos mucho y ponemos en práctica todos los aprendizajes en nuestro hogar”. Natalia Castañeda es auxiliar pedagógica reconoce que con el desarrollo de este programa “Se le aporta a la sociedad” porque las familias reciben esa mano amiga que les orienta a identificar en qué están fallando y que deben corregir para lograr la solución a sus problemáticas. 

La voz de las beneficiarias

Las mujeres en etapa de gestación o lactancia, que deseen recibir los beneficios de este programa del ICBF pueden buscar en su territorio la Unidad de Servicios más cercana. Hay más de diez en la localidad de Engativá.

Realmente estos espacios son sumamente importantes, porque las mujeres además de aprender a cuidar a sus hijos reconocen la importancia de cuidarse ellas mismas en sus aspectos físico y emocional.

Luz Erika Contreras, es una joven gestante ´primeriza´. Cuenta que su experiencia como usuaria del programa ha sido muy enriquecedora ya que ha aprendido sobre cuidados propios, también sobre lactancia y alimentación de su bebé, así como a detectar las señales tempranas de violencia intrafamiliar. “He aprendido a ser mamá y además de los conocimientos adquiridos, también nos dan ayudas alimenticias y se preocupan por nuestro bienestar”. Erika Pachón recalca que el programa ha sido una bendición para ella y para su familia. “Acá nos tratan muy bien, se preocupan mucho por nuestro bienestar físico y emocional. Hacen acompañamiento para detectar los riesgos de violencia, pues muchas veces por las pautas de crianza se normalizan muchas cosas. Antes, no sabía que la violencia no solamente es física, sino también psicológica y económica, esos tips que las profes nos dan para tener una mejor convivencia en casa, son maravillosos, acá he aprendido muchísimo”.

Finalmente, Josefina Pico, participa del programa con su nieta y confiesa que le encanta asistir a los talleres porque puede compartir sus experiencias con las mamás jóvenes al tiempo que se actualiza con los conocimientos de la modernidad. “He aprendido a no mantenerme en el encierro y a llevar las cosas con más tranquilidad. Hoy la crianza es diferente, ahorita con mis nietas pongo en práctica las orientaciones basadas en el respeto, los valores y el ejemplo en casa”. El programa es un espacio generoso donde las mujeres se encuentran para compartir, apoyarse y sentir que con su granito de arena están orientando las nuevas generaciones al desarrollo mutuo e integral.