miércoles, 30 de octubre de 2024

Música medicina

Con sus voces celestiales armonizadas con guitarra y tambora, Patricia Serrato y Marco Palacio, desde hace más de 16 años van llevando mensajes sanadores por toda Bogotá.


Patricia Serrato y Marco Palacio conforman la agrupación Mensajeros del Amor hace más de 16 años, dedicada a ofrecer un “refrigerio espiritual” a través de canciones con hermosas letras de contenido espiritual acompañadas con guitarra y tambora. Visitan personas que pasan por procesos de sufrimiento, dolor, enfermedad emocional o física. Van a casas de familia, clínicas, hospitales, fundaciones, hogares geriátricos y funerales, entre otros. De hecho, muchas personas reúnen amigos y familiares y les invitan a cantar sin motivo especial, únicamente con el deseo de recibir la vibración de sus voces e instrumentos, para reflexionar y recargarse de buenas energías.   

Música sanadora
“Si tomamos algo sólido y lo colocamos en el microscopio veríamos cómo vibra, ya que todo es energía, vibración… y con más razón la música, que afecta la estructura molecular de todas las cosas, de acuerdo con la intención y el tipo de vibración. Una de las leyes del Kybalion (Documento de sabiduría muy antigua de Hermes Trismegistro que explica las siete 7 leyes universales) es la Ley de la Vibración. Es decir, todo es vibración” explica Marco. En ese sentido, la aplicación de esa Ley se da también a través de la música, la intención, las letras, las armonías, los ritmos, las melodías, las palabras habladas y cantadas con propósitos sanadores, afectando la materia, las emociones, la mente, el corazón y el ánimo de las personas. Por lo anterior, “Al cantar música medicina, se producen efectos maravillosos en las personas que las induce a estados de sanación, restauración, felicidad, armonía, reflexión y conciencia”, concluye el artista. Cuando los Mensajeros del Amor visitan las personas, comparten con ellas y entregan esa vibración a través de la música, perciben el cambio de energía que se produce en las personas enfermas, deprimidas o tristes. “Al llegar a ciertos lugares donde la energía está muy baja, a medida que vamos compartiendo las canciones, las facciones del rostro van cambiando”, revela Patricia. Así, cuando acompañan funerales, por ejemplo, cambia totalmente la energía, las personas entran en un estado de aceptación de la muerte, logran ver que no es tan trágica y que el proceso que están viviendo debe ser comprendido y aceptado, pues es un diseño Divino. “Es impresionante cómo la música llega al alma y transforma la energía. Lo experimenté yo misma, nunca pensé tocar un instrumento ni cantar en vivo. La música impulsa al cerebro a hacer nuevas conexiones y eso fue lo que yo pude experimentar, ya que a mi edad pude practicar un instrumento, aprender canciones y compartirlas”, dice Patricia, quien asegura también que “Como experiencia propia la música es una forma de vivir y de intercambiar energía y de estar en estados maravillosos para el ser humano”.

 Al servicio de la sociedad


En las canciones que interpretan Patricia y Marco, se encuentran palabras o frases que ayudan a los procesos difíciles que están viviendo las personas. “Lo normal, es que todos los seres humanos tengamos dificultades y en ese sentido, la vida es como una escuela a la que venimos a pasar todo tipo de situaciones donde hay dolores o tristezas a nivel emocional, o diversas situaciones de sufrimiento, con el propósito de aprender y recordar nuestra esencia Divina”, manifiesta Marco. Y en ese sentido, los seres humanos estamos llamados a poner los dones y talentos que nos haya dado la vida, al servicio de quienes lo necesitan. Durante sus conciertos, independientemente del credo o la fe que profesen, los Mensajeros del Amor invitan a los participantes a unirse en una canción-oración: “El Padre Nuestro”, cuyo mensaje invita al perdón con las otras personas y con ellas mismas, aportando un granito de arena a aquellos que, por diversos motivos, han sido víctimas de las circunstancias y se han lastimado a sí mismas. Una de las canciones más solicitadas por las personas se llama “Lo siento, perdón, gracias, ¡te amo!”, donde se hace una reflexión entorno a las relaciones que se desarrollan con los demás, y en ocasiones, las personas no pueden controlar la emoción de la liberación y sanación espiritual, al punto de terminar en llanto.