Parque Colsubsidio SÍ, pero
NO así
La franja amarilla indica el sector donde se construirá el parque Colsubsidio, en el límite norte de la Localidad de Engativá. |
En un área que bordea
la Localidad de Engativá al norte de la ciudadela Colsubsidio, conocida
popularmente como “Siete canchas”, el
Instituto Distrital de Recreación y Deporte tiene proyectado construir el
Parque Vecinal Colsubsidio.
El proyecto aún se
encuentra en etapa de estudios y diseños pero ya ha generado ampolla entre la comunidad ambientalista, que defiende el
ecosistema que allí habita.
En entrevista con el
Edil Pablo Molano, este corredor lineal a lo largo del Juan Amarillo fue
construido en su momento por la ciudadela Colsubsidio, pero cuando ésta entregó
la obra a la comunidad quedó abandonada a su suerte. “Las canchas se encuentran
invadidas por el pasto, los senderos peatonales fracturados y se ha convertido
en sitio de microtráfico favoreciendo la presencia de delincuentes, impidiendo
a las familias residentes salir a recrearse”.
Aunque todavía no hay
una fecha de inicio de obra, en palabras del Edil Molano, la propuesta del IDRD
ofrece la recuperación de este espacio y su diseño se está construyendo en
concertación con la comunidad, clubes y escuelas deportivas, teniendo en cuenta
las necesidades del sector y que el diseño sea amigable con el medio ambiente.
“Tuvimos una sesión en
la JAL, en la que el IDRD nos presentó un diseño preliminar, donde habrá mobiliario
nuevo, canchas adecuadas, escenarios para diversas prácticas deportivas,
pistas, juegos para niños y gimnasios para las personas mayores, al aire libre,
con iluminación y vigilancia. Frente a estos cambios, ¿quién no va a querer un
ambiente seguro y agradable cerca a su casa para compartir con su familia?”, se
pregunta el cabildante. Y así mismo advierte que las ventajas y las bondades de
la obra son muchas comparadas con el escenario de abandonado que hoy brinda
inseguridad y malestar a la comunidad.
… Pero NO así
Por su parte, el
Biólogo Fidel Ernesto Poveda Gómez, quien desde 1994 se ha consagrado a
estudiar las chucuas de la sabana de Bogotá y los ecosistemas anexos, advierte
que sobre las copas de los árboles que existen en la zona habitan decenas de
especies de aves que progresivamente se
están adaptando como el Coquito o Cora Cora negra y alcaravanes, que prefieren
sitios abiertos.
“En el Jardín Botánico
dicen que los árboles se están cayendo y en realidad, tuve acceso a unas fichas
técnicas que el Jardín hizo sobre ese sector y la realidad es otra frente a los
hechos. Lo triste es que los informes están escritos por ingenieros forestales y
por Ley (Ley 22 del 84 y Decreto 2531 del 86) deben hacerlo los biólogos”,
explicó Poveda.
En cuanto al suelo, indica que está lleno de quicuyo donde habitan
centenares de curíes, comadrejas, culebras, entre otros animales terrestres,
que también han aprendido a convivir con la ciudad y a hacerle el quite a las
nefastas podas de pasto, a los carros y a los ciclistas que salen a pedalear a
tempranas horas del día.
“Eliminar el pasto
quicuyo que produce oxígeno y reemplazarlo por planchas recubiertas con fibra
sintética es muy complicado para los animales que pican y caminan por ahí”,
dijo con gran preocupación el investigador.
La Propuesta
Lo que se propone es no
hacerle daño a las especies y reconocer que allí hay un hábitat con centenares
de animales y debemos aprender a compartir con ellos.
“El parque tal como
está solo requiere mantenimiento en algunas estructuras que se han deteriorado
por efecto del agua en el suelo, pero las áreas que están verdes con pasto
quicuyo dejémoslas como están. La intención es que garanticemos la mayor
calidad de vida a los animales para que no se nos salgan a los parqueaderos y
los maten los autos”, pide el ambientalista a las entidades.
Igualmente manifiesta
que en el sector hay más de veinte parques de bolsillo, a los que se les
debería invertir el oneroso presupuesto destinado a la invasiva intervención
del parque Colsubsidio y permitir que los jóvenes practicantes de deportes usen
estos parques sin verse en la obligación de ir hasta el extremo y sentirse
marginados.
“Además acá hay un lío jurídico, finalizó
Poveda, porque esta zona no debería considerarse espacio público, es un sitio
de tránsito entre el río Arzobispo y lo que está a su alrededor”.