martes, 7 de mayo de 2019

Entre quejas y reflexiones en época de elecciones


Por: Humberto Ramos G.
Director General en Business Group Big – Ideas  -
El reciente suicidio del mandatario peruano Alan García genera una reflexión sobre hasta dónde puede llegar un acto de temor a una  justicia que aparentemente funciona, en Latinoamérica los gobiernos de Argentina, Brasil, Perú, Ecuador, Panamá, se han visto involucrados en el famoso caso de corrupción de la multinacional ODEBRECHT, sin embargo para Colombia este ha sido un caso más en donde los mandos medios  son los que terminan asumiendo “las consecuencias”  aquellas que finalmente no son más que una medida transitoria ejemplarizante para dar un acto mas en el circo mediático.

Vivimos día a día criticando el gobierno autoritario de nuestro vecino Venezuela, y no nos damos cuenta que aquí estamos  igual o peor, nuestros mandatarios tradicionales no quieren soltar el poder para dar oportunidad a gente nueva innovadora y genuinamente preocupada por este hermoso país, aquí nos acostumbramos a que la concentración de poder se pase de familia en familia entre los más poderosos y adinerados, a quienes no les importa nada más que el poder porque el dinero va y viene en sus negocios organizados.
Es increíble cómo se compran conciencias pero aun peor como se venden conciencias, criticamos el caos en el que estamos pero con absoluta seguridad somos culpables de él, no hay una responsabilidad social para elegir a nuestros mandatarios, simplemente porque permitimos que nos vendan promesas que no se cumplen una vez elegidos, y simplemente nos volvemos títeres de la política tradicional en busca de sus objetivos.
No hace mucho se promulgaba una ley ANTICORRUPCION, donde los únicos afectados eran los políticos,  sin embargo no sucedió, triste determinación, y la cito en mi reflexión porque uno de los puntos que se mencionaba era el de disminuir los salarios de nuestros mandatarios a una remuneración decente, muchos de ellos se rasgaban las vestiduras diciendo que era lo justo, y hoy no he visto el primero que lo haga de manera voluntaria, se decía en ese momento que con el dinero que se ahorraría por este concepto se cubrirían muchos de los costos que asume hoy en día nuestra nación, contrario a ello y en vez de tomar una formula tan efectiva como esa, se piensa más bien en aumentar la edad de nuestros valiosos trabajadores para que cada día sea más difícil pensionarse.
Se habla de la corrupción pero considero que hay algo más grave, la pérdida de valores y de aquellos principios morales que hoy en día no hacen más que parte de las historias que cuentan los abuelos, en el afán del modernismo hemos permitido que nuestros mandatarios creen unas políticas públicas nefastas, sin ir más lejos en la política pública de la niñez, le quitamos autoridad a los padres, pero le entregamos a nuestros niños a las bandas delincuenciales quienes los utilizan para sus fechorías amparados en la legalidad, se le ponen todos los tropiezos del mundo a los jóvenes para que accedan a la educación pública, pero en cambio le legalizamos la dosis personal, le exigimos a los ladrones que se pongan a trabajar pero se persigue a los vendedores informales amparados en el código de policía, tristemente todos somos parte del estado actual de este sistema, se necesita un cambio verdadero, los medios de comunicación por ejemplo tienen que cambiar de enfoque tienen que ser realmente independientes, no pueden convertirse en una herramienta política y coger una noticia y darle y darle todo el día hasta que aparece una nueva primicia y así hacer un ciclo repetitivo, hay que hacer seguimiento a la información que publican a sus denuncias, hay que ser directamente responsables de los destinos de nuestra nación.
Los jóvenes tienen que soñar con manejar el país y hacer de ello una meta  a volver realidad, ello es posible si dejan de ser sujetos pasivos políticamente  y sobre todo si realmente eligen a conciencia a sus gobernantes, un político que al año de mandato no cumpla con el plan de gobierno que propuso para ser elegido debería ser destituido por justa causa como funciona en todos los trabajos, eso es algo más que justo.
No soy político ni hago parte de la izquierda o la derecha, soy un simple colombiano preocupado por esta bella nación, con la esperanza que esto cambie algún día, para dejarle un mejor país a nuestros hijos, por eso en esta época electoral los invito a reflexionar y a hacer usos de su derecho al voto de una manera responsable, tenemos que cambiar los destinos de nuestra amada Colombia, cambiemos la quejadera por acciones plenas en el ejercicio de nuestros derechos, dejemos de ser marionetas para realmente convertirnos en los productores de este hermoso país.