viernes, 16 de septiembre de 2022

La nueva cara de la calle 80

Quienes transitan por la calle 80 han visto desde hace cuatro meses a un grupo de hombres y mujeres trabajando en el jardín del separador entre las carreras 90 hasta el puente de guadua en la salida de Bogotá. Urge cultura ciudadana para mantener limpio este corredor. 

Se trata de 48 personas escogidas por la Fundación Fundepáramos, para hacer parte del proyecto “Sembradoras por la ReactivAcción”, apoyado por la Secretaría Distrital de Ambiente, El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD y USAID, que promueve la recuperación económica en Bogotá, por medio de la generación de empleos verdes.

De acuerdo con Hugo Andrés Forero, coordinador de proyectos de la Fundación, la meta es embellecer el corredor vial de la calle 80, al tiempo que estimular los potenciales de los operarios, como herramienta para dar un impulso a su dinamización económica. Por ello, combinan las labores de jardinería, donde desyerban, podan, fertilizan y replantan; con jornadas de formación en emprendimiento, administración, paisajismo, violencia de género, seguridad y salud en el trabajo, comunicación asertiva y educación ambiental. “Cuando terminen el proyecto salen con dos certificaciones: una de estudios en jardinería y paisajismo, y otra con experiencia laboral, para que en el día de mañana tengan las herramientas para salir a trabajar o montar sus propios emprendimientos”. 

El equipo de trabajo

Dentro del grupo de jardineros hay jóvenes de 19 años hasta personas de más de 60. Muchos son cuidadores que buscan una oportunidad laboral medio tiempo, hay padres y madres cabeza de familia, algunos con episodios de violencia intrafamiliar, desplazados y otros con emprendimientos. Para la ingeniera ambiental, Daniela Trujillo, quien coordina el grupo de 16 jardineras encargadas del segmento específico de la calle 80 frente al Centro Comercial portal 80, dentro de su equipo hay unas experiencias muy lindas. “Algunas eran muy sedentarias, no sabían manejar herramientas y pensaban que nunca iban a conseguir un empleo. Ahora con el proyecto ya tienen agilidad y, sobre todo las personas mayores, adquirieron consciencia de que sí pueden lograr lo que se propongan”. No obstante, el trabajo se torna complejo por la falta de cultura de los ciudadanos. “La gente invisibiliza este tipo de actividades en la calle, el trabajo no es fácil, hay mucho ruido, mucha basura, las personas pasan por encima del trabajo que estamos haciendo”, dice. Adicionalmente, se enfrentan a una problemática diaria porque el trabajo de limpieza no subsiste un día, por cuenta de la inconsciencia de la gente. “Los pasajeros de los buses intermunicipales botan en las jardineras basura y hasta botellas llenas de orines”, y así, diariamente se extraen más de 40 bolsas de residuos en este corredor.

De las bondades del programa habló Diana Rocío León Ortíz: “El programa es muy bueno porque algunas somos madres cabeza de familia. Me ha cambiado la vida, he aprendido a quererme y valorarme más. Escuchar otras historias más fuertes que la mía y compartir con mis compañeros, me ha ayudado a salir adelante con mis dificultades familiares”. Diana Rocío confía que próximamente haya otro programa similar donde sea tenida en cuenta su experiencia y sus conocimientos.


Nelly Patricia Cifuentes, líder comunitaria y participante del programa, agradeció a las entidades gestoras del proyecto Sembradoras porque ayuda a muchas mujeres, las hacen sentir útiles, las ocupan y les aportan una entrada económica. “Nos sentimos valoradas, yo no tenía idea de jardinería, todo lo he aprendido acá. También me he capacitado en jardinería, en emprendimiento, en temas de mujer y género que nos ayudan para nuestro diario vivir. Es un gran apoyo para mujeres de cierta edad en adelante”. Con los aprendizajes y la práctica adquirida, Nelly Patricia también ha logrado potenciar su emprendimiento Costureras Unidas, donde se congrega con mujeres de otras localidades de Bogotá en la realización de productos artesanales, tejidos en crochet y bordados. “Acá uno explota ciertas habilidades que no sabía que tenía, confirmamos que nunca es tarde para emprender. Las personas adultas tenemos muchos conocimientos y capacidades y las más mayores se sienten más valoradas y productivas, en cambio de estar en la casa dedicadas exclusivamente a labores de cuidado. Estos proyectos han sido geniales”.