El violín es mi pasión
De acuerdo con Diana Patricia Martínez, la mamá de ´MaJo´ como cariñosamente le dicen, la niña pertenece a una familia de músicos. Sus hermanos tocan chelo, guitarra y piano. Un primo materno interpreta clarinete y saxofón y dos primos paternos, flauta traversa y trombón. Algunos de ellos también han hecho parte del programa Centro Filarmónico Escolar. “Hay vena artística en la familia, tanto de instrumentos como de canto”, reitera Diana Patricia. Como si fuera poco, su hermano mayor vive en Austria y le ha ofrecido, en reiteradas ocasiones, que cuando se gradúe del colegio vaya a estudiar en el conservatorio. A futuro, María José sueña con seguir tocando el violín y con enseñarle a muchas personas, lo que seguramente logrará, pues a decir de la señora Martínez, “Se le ha activado tanto el sentido de la música que ahora escucha una canción y a oído logra sacarla sola”. Así como logra afinar el instrumento a oído, sin necesidad de utilizar el afinador que le recomendó la profesora.
Las bondades del programa
Diana Patricia Martínez es una de las tantas madres agradecidas con el programa que la Orquesta Filarmónica de Bogotá desarrolla en algunos colegios distritales de la ciudad, porque sus hijos han estado en el Laureano Gómez y los han podido aprovechar. “La música es como si l cambiara el chip mental a los jóvenes, con ella se vuelven disciplinados, juiciosos, se concentran más, además están ocupando el tiempo libre”, dice con satisfacción, al tiempo que agradece el apoyo de los docentes del programa. “Los profesores de la Filarmónica están siempre pendientes de los niños, se preocupan por su bienestar y su estabilidad, averiguan qué necesitan, son exigentes y cuando los niños no tienen la posibilidad de comprar los instrumentos les ofrecen soluciones. Así logramos sacar a los niños de las calles”.
Aprovechar la oportunidad
Desde su experiencia Diana Patricia envía un mensaje a los padres de familia para que apoyen a sus hijos en sus gustos e inclinaciones artísticas o deportivas, “Ya que entre más actividades realicen en estos campos, pueden desarrollar mejor la creatividad y estimular las habilidades en otras áreas de su vida. Muchos papitos de niños nuevos me preguntan por el programa y yo les digo que aprovechen que el gobierno y las entidades nos dan esta oportunidad. Así no se tengan los recursos, con el apoyo de la Orquesta Filarmónica, el colegio y los maestros se pueden lograr muchas cosas. La música les abre la mente, ellos ya piensan de otra forma y se les facilita el estudio. Que los apoyen al cien por ciento”. Por su parte, María José también invita a los jóvenes de su edad a aprovechar el tiempo y a animarse a aprender un instrumento o muchos instrumentos. “Me gustaría que las personas que no estén en muy buenos caminos aprendan de música sin limitaciones”, dice. Una de las lecciones dejadas por este programa es que, cuando se quiere y se apasiona por algo, la vida misma se encarga de abrir los caminos para lograrlo. Y de eso dan fe los jóvenes estudiantes del Instituto Técnico Laureano Gómez, que se han convertido en los verdaderos “Hijos del Centro Filarmónico Escolar”.
El
decidido apoyo familiar
Edilma Forero, Diego Alejandro y Linda Daniela Suarez Forero
y Pedro Yesid Suárez. |
La magia de los conciertos
Los esposos Suárez Forero no se
pierden los conciertos de sus hijos y en diez años de carrera ya no tienen la
cuenta de la cantidad de espectáculos a los que han asistido. “Cuando los veo
en escena se me desgarra el alma”, comenta emocionado Pedro Yesid. Por cuenta
del Centro Filarmónico Escolar, los pequeños músicos han salido de Bogotá, han
tocado en la Gobernación de Cundinamarca y en presentaciones privadas. Sin
duda, uno de los espectáculos más significativos para su mamá Edilma Forero fue
un concierto realizado en el teatro de la Universidad Minuto de Dios para un
grupo de extranjeros. “Fue un espectáculo muy hermoso, ver a todos esos
extranjeros bailando con la música de los niños fue muy bonito. Les pedían las canciones
varias veces, tocaron ritmos como la gota fría, merengue y en general muchas canciones
movidas. Y es que la orquesta suena muy bueno, pues tocan desde Beethoven hasta
reguetón”, dice emocionada.
También confiesa que a toda la familia se le enchina la piel al verlos en los escenarios y tampoco se pierden los conciertos, pues no se esperaban que los niños obtuvieran ese logro. Cuando los conciertos son virtuales se comparten el enlace y muy emocionados se congregan para verlos. Pedro Yesid Suarez, es un padre convencido de que a los hijos hay que apoyarlos. Recuerda cuando ahorraron para comprar la trompeta de Diego Alejandro y revela que ahora están ´luchando´ para comprarle el chelo a Linda Daniela, que cuesta alrededor de tres millones de pesos, eso sí, aclara que el instrumento que toca en la Filarmónica en este momento vale alrededor de doce millones. “El sueño que tengo es verlo tocar en una orquesta de salsa. Me muero por la salsa y ahí hay mucha trompeta. Le he dicho a Diego Alejandro que me consiga la partitura de algunas canciones y las toque… y lo ha logrado”. Por su parte, Edilma reconoce que, junto con su esposo, son un apoyo grande para sus hijos. Pero también levanta su voz de agradecimiento a los profesores de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. “Los niños han tenido varios formadores, todos son muy bellas personas, muy humanos. Doy gracias a la profesora Dianys Trujillo, la artista formadora principal del proyecto en el colegio, quien les ha enseñado a los niños con mucha paciencia y sabiduría”, concluye.