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sábado, 1 de octubre de 2022

Colegio Laureano Gómez forma hombres y mujeres integrales para la sociedad

En el Laureano Gómez, tanto directivos como profesores trabajan diariamente con la metodología de pedagogía activada, bajo la premisa de “aprender haciendo” para fortalecer en sus estudiantes la integralidad. Por ello, más allá de la formación académica les desarrollan habilidades artísticas, deportiva y técnicas, en jornadas complementarias, con el apoyo de la Secretaría de Educación y entidades distritales aliadas. De esta manera, en primaria trabajan de la mano con la Orquesta Filarmónica de Bogotá y su programa Centro Filarmónico Escolar, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte -IDRD y el Instituto para las artes -Idartes, con su programa CREA.

Para su rectora, Luz Helena Alfonso Sánchez, el colegio siempre ha propendido porque los alumnos estudien durante la jornada completa en el fortalecimiento de su proyecto de vida y ese ha sido el motivo para decir hoy con orgullo que, la mayoría de sus egresados son profesionales exitosos, muchos viven en el exterior y son un reflejo de la formación que allí recibieron. Aunque reconoce que el regreso a la presencialidad después de la pandemia se ha tornado algo difícil, están trabajando arduamente para retomar la disciplina y el cumplimiento de los horarios.  No obstante, el nivel superior del colegio es la constante, lo que les ha permitido mantenerse dentro de los 50 primeros puntajes del ICFES de colegios distritales.

lunes, 19 de septiembre de 2022

Los ´hijos´ del Centro Filarmónico Escolar

El violín es mi pasión

 

A sus doce años, María José Guerrero Martínez dice que el violín es su pasión y le gusta mucho porque “suena bonito” y con él puede tocar todas las canciones. Ensaya rigurosamente dos horas diarias y algunas veces hasta cuatro, cuanto está con nuevas canciones. Su hermano la acompaña con su guitarra.

 María José desde muy pequeña, cuando cursaba sus primeros años escolares hizo recibió clases de coro, ya en segundo de primaria le ofrecieron tocar un instrumento y ahí se enamoró del violín. Empezó a asistir en el tiempo escolar complementario -TEC, después de las clases académicas. En bachillerato continuó su formación musical hasta que logró entrar a la Orquesta Filarmónica Infantil de Bogotá, a la que pertenece actualmente. Confiesa que en los conciertos respira profundo y cuando sube a la tarima se siente algo nerviosa, porque hay muchos ojos mirándola, pero a la vez se siente ´chévere´ porque las personas ven el talento que tiene. “Siento lindo cuando me aplauden y cuando veo que las personas me miran, me concentro en la partitura, porque es más relajante mirar la partitura que ver el auditorio que está al frente”.

martes, 13 de septiembre de 2022

Jóvenes que se dieron la oportunidad de cumplir sus sueños

Dialogar con los hermanos Parra, de tan sólo 18 y 17 años, no es hablar con jóvenes corrientes de nuestra sociedad. Sus expresiones, sus palabras, sus actitudes y su estilo proyectan la imagen de verdaderos maestros de la música y, por tanto, despiertan en sus interlocutores sentimientos de respeto y admiración. Sus voces están cargadas de alegría y en sus ojos se proyecta la tranquilidad que hay en el corazón de las personas que son felices con lo que hacen. El Hormiguero los entrevistó junto a Tatiana Pacheco, la joven madre que entre sus hijos parece la hermana mayor. Tatiana es enfermera de profesión, revela que fue madre adolescente y maduró viendo crecer a sus pequeños y por ello tienen muchas cosas en común, no obstante, advierte que ella es la que manda y pone las reglas en el hogar. Confiesa que cuando sus hijos estaban pequeños, les colocaba música clásica para hacer tareas, porque habia oído que eso les ayudaba a fortalecer el cerebro. Hoy, agradece al Centro Filarmónico del Instituto Técnico Laureano Gómez, por enseñarle a sus hijos a luchar para cumplir los sueños, además de brindarles las herramientas para transitar con pasos firmes por el camino musical.

miércoles, 31 de agosto de 2022

La Orquesta Filarmónica de Bogotá, transforma la sociedad


Durante los últimos diez años, el programa Centro Filarmónico Escolar ha cambiado la vida de las familias del Instituto Técnico Industrial Laureano Gómez, al occidente de Engativá, mediante la formación musical de sus alumnos, lo que con seguridad aporta a la transformación y el progreso de la sociedad. 

El Proyecto Vamos a la Filarmónica de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, nació en el año 2013, basado en el modelo educativo de la OFB, que concibe la educación musical como una herramienta de transformación social donde niños, niñas, adolescentes y jóvenes de la ciudad, sus familias y sus entornos, son protagonistas y sujetos de un proceso formativo integral. Se enfoca en estrategias pedagógicas que promueven el desarrollo de habilidades musicales como parte de la formación integral los beneficiarios, siguiendo el enfoque poblacional diferencial y se materializa a través de los Centros Filarmónicos Escolares, los Centros Filarmónicos Locales y Hospitalarios y la Orquesta Filarmónica Prejuvenil. Por su parte, los Centros Filarmónicos Escolares funcionan en alianza con la Secretaría de Educación Distrital (SED) en 38 Instituciones Educativas del Distrito, de los cuales dos se encuentran en la localidad de Engativá: en el IED Magdalena Ortega de Nariño y el Instituto Técnico Industrial Laureano Gómez.

En el Laureano Gómez el proyecto forma cerca de 650 estudiantes cada año en contra jornada, es decir que los estudiantes de la mañana reciben la formación musical en horas de la tarde, luego de sus clases académicas y los de la jornada tarde las reciben en horas de la mañana. Los niños tienen su primer acercamiento al proyecto con iniciación musical en coro cuando cursan segundo grado, ya en grado tercero escogen si continúan en el coro selección o pasan al área sinfónica, donde eligen el instrumento que los acompañará en toda la primaria y, en ocasiones, para toda la vida.

lunes, 29 de noviembre de 2021

Proyectando la vida entre cuerdas y teclados

A su corta edad Juanita Sánchez Robelto ha sido pianista, cantante y violinista, en bandas de metal, rock, música clásica, Ska y en la Orquesta de cuerdas de Bogotá.  

Mientras las noticias en la televisión, la radio y las redes sociales hablan de pandemia, de inseguridad, de gente inconforme y de protestas juveniles para exigir más y mejores oportunidades, en algún lugar de la localidad de Engativá una joven mujer dedica gran parte de su vida a practicar violín, piano y canto, instrumentos que desde muy pequeña la acompañan entre amores y desamores y hoy, le han dado las alas suficientes para volar lejos. Juanita Sanchez Robelto, a sus 22 años posee una larga trayectoria y un futuro promisorio en su carrera musical, la cual complementa con las habilidades adquiridas durante su formación en gestión de procesos industriales, donde la disciplina y la perseverancia han sido el secreto para exterminar sus miedos y proyectar sus sueños. Su reto: estudiar música en la Universidad Nacional de Colombia, su meta: estremecer al mundo con su voz y ser reconocida internacionalmente como soprano colombiana. Una historia digna de conocer, admirar, aplaudir y mostrar. Juanita, además de su talento ha tenido el privilegio de contar con una bella familia que siempre la ha rodeado para garantizarle el apoyo incondicional que todo artista necesita en su proceso de avanzar.  

El Hormiguero. ¿Cómo fueron sus inicios en el mundo de la música?

Juanita Sánchez Robelto. Desde muy pequeña me ha gustado la música. Mi papá toca la guitarra y siempre me gustaron las canciones en inglés, en el colegio cantaba en los festivales y en los English Day. Desde muy niña quería estudiar música y ser pianista, pero no funcionó en su momento, además escuchaba decir que la música no daba para vivir y que en la música es muy difícil conseguir trabajo. En mi familia no hay una persona cercana que esté en el medio, sin embargo, siempre me han apoyado.

E.H. ¿Cómo fueron los primeros acercamientos con el aprendizaje musical?

J.S.R. Yo alcancé a tener un violín a mis diez años, pero no me gustó. Luego, cuando tenía quince aprendí a tocar piano, recuerdo a un compañero del colegio que me enseñó a leer partitura en piano, pero super básico, el resto lo sacaba a oído yo sola. El colegio ofrecía la opción de aprender un instrumento, pero el profesor no tenía un acompañamiento real conmigo, me pasó el estudio Czerny Op 599, medio explicaba y me dejaba sola en el salón practicando. Eso fue algo triste porque me desanimó y creo que por eso no seguí con el piano en ese momento.