lunes, 3 de mayo de 2021

3 de mayo, día mundial de la libertad de prensa

 ¿El Estado garantiza las libertades de prensa y expresión? 

Hamilton Fuentes
Periodista y Magíster en Sociología 
Investigador en Política, Conflicto y Paz. 
Las libertades del ciudadano tienen una fundamentación en un marco internacional y constitucional pero simultáneamente se confrontan con la falta de garantías e incumplimientos, esa contradicción genera una dualidad entre un Estado real y un Estado ilusorio que promueve conflictos que se tramitan mediante la exigibilidad y reclamaciones que buscan una resolución en la resignificación, goce efectivo y materialización de derechos. Al peguntar: 

El exmagistrado Jaime Araujo Rentería responde -sí- y referencia el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. 
Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. 
No habrá censura”. (Corte Constitucional y otros, 2016).
A partir de lo expuesto, surge una hipótesis de la lectura del texto ‘Qué significa Estado’ una interpretación dual entre un Estado ilusorio que no garantiza las libertades de prensa y expresión en la práctica y un Estado real que consagra un derecho constitucional, por tanto: “El Estado es la configuración, ilusoria y de igual modo real, que adopta la comunidad política bajo las condiciones sociales dominantes”. (Hirsch, 2005). Al intentar sacar la discusión de un Estado real y trasladarla a un Estado ilusorio se debe preguntar por las garantías para desarrollar y ejercer el periodismo que corresponde a la materialización del fundamento jurídico. Así las cosas, al confrontar el derecho constitucional con el goce efectivo de la libertad de expresión y derechos conexos, es pertinente preguntar al gremio de periodistas:

¿En Colombia hay garantías para ejercer el periodismo?

“De ninguna forma, no hay garantías para hacer periodismo en un país donde la democracia está fracturada y la corrupción tiene amordazada la verdad. Somos el segundo país en América donde es más peligroso ejercer el periodismo. Las amenazas, los homicidios y las agresiones son una constante para quienes trabajan en búsqueda de la verdad, con una agravante y es la omisión de la justicia frente a estos casos. Es paradójico que en las regiones donde más se agudiza el conflicto, el narcotráfico y la violencia, es donde más se necesita una prensa libre, allí es más difícil para los periodistas aferrarse a la verdad, más aún, cuando la otra forma de violencia es la omisión del Estado y las instituciones judiciales que terminan siendo cómplices de los criminales”, expone la periodista Katia Ospino Salem, de la unidad investigativa de Noticias Uno. Ospino Salem es investigadora de La Nueva Prensa. En el libro ‘Lo que no borró el desierto’, de la escritora y periodista Diana López Zuleta, relata cómo se enfrenta a las mafias políticas y criminales del Cesar y La Guajira, departamento donde la iban incinerar con gasolina en el desarrollo de una investigación periodística; hace trabajos sobre las afectaciones del despojo, el extractivismo, la corrupción y el Mercenarismo de Estado; ejerce el periodismo en medio de constantes amenazas que ya trascendieron en su hijo menor de edad. La periodista recoge y representa las voces de los comunicadores que se enfrentan al Estado real que garantiza en la Constitución la libertad de expresión pero que en la práctica se vuelve un Estado ilusorio al no proteger el derecho.    

La violencia contra periodistas: una lectura desde el Mercenarismo de Estado

Buena parte de los asesinatos a periodistas aparecen en estrecha conexión con la consolidación y afianzamiento en el país del proyecto paramilitar que empezó a ocupar diferentes territorios con el apoyo de sectores de las fuerzas militares, políticos y empresarios regionales. El Mercenarismo de Estado o combinación de la violencia de Estado y las fuerzas irregulares a su servicio van a considerar a los periodistas críticos e investigativos como ‘elementos desordenados, irregulares y desviados’ a los que hay que controlar, vigilar o en el peor de los casos asesinar. Al respecto, se fortalece un enfoque estatal de la seguridad y una clasificación e identificación de sujetos ‘desviados’, categorizados como enemigos, quienes son señalados como comunistas, guerrilleros, y entre los cuales se estigmatiza a periodistas vinculados por lo general a pequeños medios de comunicación con buena reputación y con vínculos cercanos a la población civil que conforma la región comunicativa, que en muchos de los casos también fue víctima del Mercenarismo de Estado.

Esos sujetos desviados, entre otros, son los periodistas críticos que generalmente son asesinados, exiliados o en el mejor de los casos despedidos laboralmente por informar lo que no se debe informar o que informan de una manera que no se ajusta a los intereses de las relaciones entre los medios de comunicación, el poder y el Estado. (Franco, 2009, p. 438). En consecuencia, surge la Necropolítica que devela nuevas formas de dominación, sumisión y tributo donde el teórico Achille Mbembe desarrolla una reflexión sobre el poder nominal del Estado. La Necropolítica está inspirada en Foucault y su fundamento central es la soberanía para dar vida o muerte; es la autonomía para decidir sobre la vida y la muerte. Acallar periodistas ha sido una de las estrategias de los poderes legales e ilegales mediante la amenaza y en ocasiones mediante el asesinato. “Todo eso no puede ser resultado distinto a que existe una estrategia dirigida a ese silenciamiento de los periodistas por el medio que sea; es decir, existe una directriz, existe una política dirigida”, según explica Reinaldo Villalba del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo.
Sin duda, persiste una afectación en el ejercicio del periodismo relacionado con la imposición del silencio. Así las cosas, ¿cómo superar la censura, la autoncesura y el silenciamiento en la prensa colombiana?, este uno de los retos de las organizaciones que trabajan por la defensa de la libertad de expresión y la prensa libre, al igual que de la academia.